La Ruta del Románico (I): los Obarenes y el Tirón
Los montes Obarenes son las últimas y más meridionales estribaciones de la Cordillera Cantábrica. Desde las Conchas de Haro (el Ebro) hasta bien entrada la provincia de Burgos, protegen los viñedos de La Rioja Alta Occidental y, además de bodegas y campos de cultivos, podemos encontrarnos con maravillosas muestras de arte románico, algunas de ellas las más importantes y mejor conservadas de la región. Los Obarenes han sido una frontera natural defensiva ante los pasos hacia el norte y la comarca fue disputada durante dos siglos por cristianos y musulmanes.
La línea de castillos de Treviana, Pancorbo, Murriel, Cellorigo y Bilibio permitió la repoblación de la comarca a través de las conocidas como decanías, es decir, fundaciones monásticas para la explotación agrícola de un término, con diez monjes mandados por un decano, por lo que pueden encontrarse múltiples testimonios del cultivo de la vid y el cereal, entre otros, como base de sustento de la población. Hay infinidad de posibilidades para establecer rutas y, para los más amantes del arte, quizá la mejor opción es dirigirse a Treviana, donde se encuentra el Centro de Interpretación del Románico desde donde proponen diferentes itinerarios para no perderse ni un detalle de esta Rioja monumental de piedra e historia.
En nuestro caso, proponemos un itinerario que parte de Haro hasta la localidad de Cihuri siguiendo la recomendación de La Rioja Turismo. Allí encontramos su puente romano que fue rehecho en la Edad Media. Muy cerca nos adentramos en Tirgo, con su bella iglesia de El Salvador, donde se identifican los elementos arquitectónicos más característicos del románico riojano: el arco triunfal, las bóvedas de cañón y de cuarto de esfera o las ventanas de medio punto.
Aunque varios de sus conjuntos históricos son posteriores al románico, Casalarreina es visita imprescindible. Cuenta con un patrimonio monumental extraordinario, que le mereció la declaración de Conjunto Histórico Artístico en 1975. Durante los siglos medievales su nombre fue el de Naharruri o Nafarruri y parece ser que su nombre actual se adopta a partir de la estancia que pasó Juana I de Castilla (Juana ‘La Loca’) en el palacio de los Condestables de esta población, allá por el año 1511. Históricamente, Casalarreina perteneció al Monasterio de Cañas y luego a la villa de Haro para desanexionarse definitivamente de ésta en 1671. Los monumentos más importantes de Casalarreina son el Convento dominico de La Piedad, la iglesia parroquial de San Martín, el conjunto de palacios nobiliarios (Palacio de los Condestables, el Palacio de Pobes y el Palacio del Marqués del Puerto), junto con la Ermita románica de San Román de Ajugarte.
Cuzcurrita mantiene en perfecto estado el Castillo de los Velasco y su casco urbano con otras edificaciones en piedra de sillería con escudos de armas. No puede escaparse tampoco la posibilidad de pasear por las riberas del Tirón, especialmente en verano para refrescarse y disfrutar de la naturaleza.
De ahí, nos acercamos a Ochánduri, con la bella espadaña de la ermita de Legarda y la iglesia parroquial como principales destinos. Tomamos camino hacia los montes Obarenes y llegamos a Treviana, con el comentado Centro de Interpretación del Románico, las ruinas de la Concepción y los capiteles de la ermita de Nuestra Señora de Junquera como principales destinos. En los alrededores encontramos también importantes testimonios del románico como el ábside semicircular de la Iglesia de San Martín de Fonzaleche y los resto del templo románico de Arcefoncea en Foncea. Parada ineludible, en plenos Obarenes es Cellórigo, con un mirador extroardinario con vistas a los campos de viñedo y cereal y el fondo de la Sierra de la Demanda, uno de los lugares más fotografiados de la región. En Galbárruli encontramos la Iglesia de San Esteban (tardorrománica de los siglos XII y XIII), mientras que en Villaseca y Castilseco podemos admirar sus Iglesias de preciosos canecillos y capiteles.
Para concluir, Sajazarra. Declarado uno de los pueblos más bonitos de España cuenta con un entramado de calles con casas de piedra extraordinariamente conservadas, casonas, palacios y placitas muy acogedoras. El impresionante castillo de cuento, propiedad de la familia Líbano (Bodegas Castillo de Sajazarra), la iglesia tardorrománica de la Asunción o la ermita de Santa María de Cillas nos dejarán boquiabiertos.